Expresión que suelen usar los
adolescentes frente a la resolución sistemática de la Matemática. El hacer por
el hacer, aplicando fórmulas, reglas sin saber por qué, es lo que hace que
muchos se alejen del maravilloso mundo de la Matemática.
Por ello, debemos posibilitar a
nuestros adolescentes la experiencia de hacer propio el reto de alcanzar lo que
antes era o se pensaba inalcanzable, de comprender luego de muchas
incertidumbres, de realizar lo que parecía lejano e inentendible.
Debemos desafiarlos, es decir, proponerles
situaciones que a simple vista parezcan complejas pero no imposibles,
creándoles así una tensión que los motiven y los lleve a ponerse a pensar en
las posibles vías que puede recorrer para alcanzar la meta, debiendo así buscar
en su “mochila” las herramientas que poseen y plantearse cuáles le son útiles y
cuáles no, desafiando a la mente a poder pensar.
Como dice Paenza: “…La matemática
contiene una belleza infinita, pero si las personas que la tienen que disfrutar
no la pueden ver, la culpa es de quien la expone”. (Paenza 2007).
¡Juntos podemos seguir creciendo!